

De chile, mole y pozole...
La Primera Vez

Lo más destacadode cada semana y la principal exposición del mes sobre las muestras artísticas por primera vez en México
Pseudomatismos: La pieza despúes de la interacción
Por Mauricio Saldaña Alfaro
19/11/2015
El Museo Universitario Arte Contemporáneo, MUAC, poseedor de la primera colección pública de arte actual de nuestro país, presenta esta vez Pseudomatismos, la primera exposición monográfica de la obra del artista mexicano Rafael Lozano-Hemmer en México.
El título de la exposición hace referencia a los automatismos surrealistas, la misma práctica artística sostenida sobre la noción de valor en lo aleatorio y que apostaba principalmente en el poder creativo del subconsciente.
El automatismo, considerado como movimiento artístico, parte de la creación a partir del todo, porque la creatividad pura solo pertenece a la naturaleza y por tanto se aprende copiando a través de la observación, la intuición y la atención suspicaz al inconsciente. Se nutre estéticamente de todas las corrientes y estilos artísticos, así como del inconsciente colectivo universal, de arquetipos que versan sobre nuestro pasado, presente y futuro, unidos en una misma línea de tiempo cuya duración es infinita.
Por definición el pseudomatismo es una acción casi-voluntaria: el autómata actúa ‘por sí mismo’. Así, mientras que la idea del autómata que intenta explorar el registro pulsional, inconsciente y vital de las relaciones entre el hombre y la máquina, el concepto de pseudomatismo explora las relaciones físicas y/o corporales entre la máquina y el hombre.
Es así, como la obra de Lozano-Hemmer busca actuar en relación con el público y el entorno. Se expresa la imposibilidad de lo aleatorio en el universo maquínico, en donde cualquier pretensión de autonomía en un programa es realmente una simulación. En palabras del artista, “un pseudomatismo intenta hacer tangibles las predeterminaciones inherentes a esas simulaciones”.
De esta forma, el artista se refiere a la tecnología no como un instrumento o herramienta, sino una forma inevitable de determinación de subjetividad y sociabilidad. Con los sentidos y el movimiento del público, la exposición busca activar las relaciones entre máquina, entorno y percepción, para poder mostrar el modo en que la tecnología, el cuerpo y el cuerpo político son inseparables.
Finalmente, al ser todos los medios de expresión válidos en la configuración de Pseudomatismos, se reconoce a la pieza de exposición existente sólo al momento de interacción con el público; antes, la obra de arte no existe.
Con 42 obras que recorren 23 años de producción audiovisual, incluyendo piezas de video interactivo, robótica, vigilancia computarizada, fotografía e instalación sonora; la muestra cuenta con cinco estrenos mundiales en varias escalas, desde Pabellón de Ampliaciones, hasta Nanopanfletos de Babbage. Varias obras emblemáticas como Almacén de corazonadas, Respiración Circular Viciosa, y Rasero y Doble Rasero, este último de la colección del MUAC.
En esta obra curada por José Luis Barrios y Alejandra Labastida, cualquier programador podrá tener acceso a los algoritmos y métodos que los ingenieros del estudio de Lozano-Hemmer desarrollaron para cada obra, mediante descargas USB en lenguajes C++, OpenFrameworks, Processing, Delphi, Assembler y Java.
Es la primera vez que una exposición de arte estará íntegramente disponible con un código de fuente abierta a programadores, debido a que el artista espera la intervención en ellas de quien adquiera sus obras; por el mismo sentido de juego entre máquina y ser en el que las relaciones surgen siempre y cuando haya interacción.
Esta exposición, al igual que muchas otras del Museo Universitario Arte Contemporáneo ha sentado un nuevo paradigma para la creación artística, la experimentación y crítica del público, donde el eje de la acción expositiva es el individuo.
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RETRATOS
Por Mauricio Saldaña Alfaro
19/11/2015
“I like to photograph people who have strength and dignity in their faces; whatever life has done to them, it hasn't destroyed them. I gravitate towards people like that”. –Paul Strand
El Museo de la Ciudad de México, ubicado en el antiguo Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya; desde el 31 de octubre de 1964, hasta la actualidad, ofrece muestras permanentes y exhibiciones temporales que muestran la obra de artistas plásticos, a través de sus colores y técnicas, con las múltiples formas de mirar y sentir la Ciudad de México.
En esta ocasión, la Colección Fundación MAPFRE de fotografía en colaboración con la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, a través de la Coordinación de Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural, en el marco del Festival Foto México, presenta la exposición “Retratos” .
Es la primera vez que la Fundación MAPFRE exhibe una selección de los fondos de su colección de fotografía. La exposición se organiza en “Ciudades”, “Comunidades” y “Artistas y modelos”. Y a través de ellas, la muestra se desplaza en el tiempo y en el espacio reconociendo influencias y señalando significativos paralelismos entre artistas, en un arco temporal que va desde 1916 hasta 2013.
Una colección como esta, abarca un siglo de creación. Es un instrumento para mostrar la extraordinaria aventura contemporánea en su inmensa diversidad y complejidad. Es por eso que para el criterio de la presente selección, supone la inclusión de casi 200 fotografías de 23 autores favoreciendo la vitalidad del conjunto por encima de los logros individuales.
El amplio periodo desplegado, late con el aliento y la profundidad de las mejores obras de cada fotógrafo en la amplia visión que encuadra al retrato. Se incluye la propia vida de la calle con aquellos personajes ajenos a la cámara; la intimidad de la familia; el estudio del artista; la reivindicación de los derechos humanos, así como la indagación del artista sobre sí mismo en el autorretrato.
Los artistas que conforman la muestra son: Robert Adams, Diane Arbus, Harry Callahan, Joan Colom, Dayanita Singh, Walker Evans, Lee Friedlander, Alberto García-Alix, Cris-Hanzlová, Graciela Iturbide, Richard Learyold, Helen Levitt, Anna Malagrida, Fernando Maquieira, Lissette Model, Nicholas Nixon, Robert Frank, Fazal Sheikh, Paul Strand y Garry Winogrand.
En la primera sección de la galería, “Ciudades” retrata la calle, el escenario principal de la fotografía en el siglo XX, en el que se pone en escena a la vida en su cotidianeidad, con las personas anónimas como actores.
Los fotógrafos, se enfrentan en la ciudad, a una extensa variedad de motivos, seres humanos de toda edad y condición, que se desenvuelven despreocupadamente en su entorno habitual. El retrato es captado sin la participación consiente del modelo, sumándose de esta forma, al subgénero urbano, que conforma una galería, la cual discurre desde el reflejo del mundo exterior hasta el compromiso con el mundo de la experiencia.
Paul Strand, Walker Evans, Robert Frank y Garry Winogrand, son los pioneros en el planteamiento de la liberación de la retorica del estilo tradicional, ligado al lenguaje de la pintura, que desafiaron las convenciones establecidas y que, en definitiva, muestran una mirada distinta.
“Comunidades” también está integrada por Paul Strand, cuya obra ejemplifica la idea de retrato de una comunidad y su configuración a través de sus gentes, así como de los elementos que identifican su cultura.
Los artistas de esta sección entrecruzan múltiples historias y los contextos se han ido depositando en ellas como estratos, ya que su capacidad para expresar una sensación genuina de lugares, personas y cosas de una sociedad, permite al público, recrear experiencias similares a la del fotógrafo.
Así como aparece el ritmo trepidante de las grandes urbes, con su ruido plasmado en los encuadres; también hay disparos de pequeñas ciudades, aldeas y comunidades en las que el silencio posa como el principal atributo.
De estas obras hay un compromiso social y personal que se cristaliza en el respeto y la colaboración con los retratados, quienes van dejando un poso de experiencias, en ocasiones acumuladas a lo largo de varios años, algo que traspasa las impresiones y las dota de una vida que trasciende el hecho fotográfico para convertirlas en documentos sobre la realidad.
A finales del siglo, el estudio del fotógrafo y los espacios internos ofrecen posibilidades inéditas al retrato posado, a las escenas construidas y al autorretrato como singular forma de expresión.
Estos retratos suponen una vuelta al pasado por los recursos técnicos, como la cámara oscura de Learoyd, o por el tema y la factura, como el vehículo con la pintura renacentista que emana de las imágenes de Hanzlová; o el manifiesto de la duplicación de índole surrealista inherente al lenguaje de la luz, como las pantallas de televisión de Friedlander.
En el fondo, lejos de anclarse en el pasado, estos autores se ocupan de cuestiones que configuran al hombre del presente: la identidad, la soledad o la memoria, y lo hacen recuperando la calma y la belleza consustanciales al arte de todos los tiempos.
La sección “Artistas y modelos” termina con la selección de autorretratos, el género que ha otorgado al artista la posibilidad de construir su propia imagen, en sus múltiples posibilidades de autorrepresentación que brinda para el conocimiento del propio sujeto, en su doble papel de autor y modelo.
“I feel that whatever picture an artist makes it is in part a picture of himself — a matter of identity.” – Emmet Gowin













