Notas de servilleta

Querido amigo:

Estas no son más que letras encerradas en una hoja de papel y no significan nada más que lo efímero de su existencia. Sinceramente, lo he pensado mucho...estoy enamorada de usted. Y es solamente una parte de las conclusiones de noches sonámbulas en las que el cielo parisino como bestia feroz, me carcome las entrañas pillándome en el regazo de su aturquezado recuerdo. Claro, no admito cierto desvanecimiento cada vez que el destino me priva de su compañía, realmente suelo creer que su ausencia llega a ser la más preciada y desgraciada para mi. No se ofenda, usted es más que lo existente, que lo sólido, que el mismo sueño en donde lo encuentro sonriendo tímidamente con sus rizos escondiéndole los ojos de esmeralda, que su despreciable lejanía. Usted es la dicotomía de lo cierto e incierto, es un universo entre silencios. La tarde pasada, mientras escuchaba a Yann Tiersen una revelación acudió a mi taza de café humeante, se derramó sobre el cuerpo frío de porcelana de la misma y terminó llenándome los labios de augurios frívolos..."usted tal vez nunca sea mío". ¡Pero que gran estupidez pensar lo contrario! El tiempo lleva burlándose de ambos por un largo tiempo y aunque disfrute de su cercanía, de sus silencios, de sus escasas risas, de sus platicas en las que me siento como en casa, de su caricia en mis cabellos y de su tacto sobre mi mano, me atreveré a deducir que usted, quizá nunca sea mío. Y tal vez no sirva de nada declararle mis sentimientos noctámbulos, vespertinos, matutinos...acosadores y perturbadores. Así, sin más ni menos le aseguro que he escrito estas oraciones sin la intención de mostrárselas y pactando con la luna parisina, solamente ella le besara las mejillas mientras duerme, solamente ella vivirá enamorada sin que usted lo note. Querido amigo, lo quiero tan prudente e imprudentemente, así, dentro de un mundo "dicotómico".